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Para que una transmisión de VIH se produzca son necesarios tres elementos:

1. Una cantidad significativa de virus,
2. Fluidos corporales que los transporten
3. Una vía de transmisión (que funcione como puerta de entrada de la persona que no posee el virus).

Existen en el cuerpo distintos tipos de fluidos: la sangre, el líquido preseminal, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Alguno de estos debe entrar en contacto con una vía de entrada en el cuerpo de otra persona: alguna lesión, por medio de la mucosa vaginal y anal (que son de una gran fragilidad y se pueden dañar fácilmente), el glande (la cabeza del pene), o directamente en el torrente sanguíneo.

Sin embargo, estos dos elementos solos no son suficientes para que se produzca una transmisión. Los fluidos deben llevar consigo una cantidad considerable de virus consigo, motivo por el cual fluidos como la saliva no comportan riesgo alguno de efectuar una transmisión de VIH (cantidad que es tan pero tan pequeña que es insignificante, independientemente de cuál sean tus niveles de carga viral).

Vías de Transmisión

Las vías de transmisión comprobadas son pocas y bien definidas:

A través de contacto sanguíneo por compartir agujas, jeringas, canutos o el resto del equipo usado en el consumo de sustancias inyectables o por compartir cepillos de dientes, hojas de afeitar, etc., e incluso instrumentos que sirven para perforar la piel (agujas de acupuntora, de tatuajes, piercing, etc) con una persona que viva con VIH (lo sepa o no) y que tenga un alto nivel de carga viral.

De madre a hijx durante el embarazo, el parto y la lactancia materna. También conocida como «tranmisión vertical», la perinatal es la principal vía de transmisión del VIH en niños. De no recibir un diagnóstico oportuno, atención médica adecuada y un tratamiento antirretroviral, una persona gestante con una carga viral alta tiene una probabilidad del 30% de dar a luz a un bebé con VIH.

A través de las lesiones o heridas microscópicas (cortes, úlceras, llagas, desgarros o microabrasiones) durante relaciones sexuales vaginales, anales u orales sin protección con una persona que viva con VIH (lo sepa o no) y tenga una carga viral alta. Estas lesiones permiten el contacto directo con los fluidos sexuales (secreciones vaginales, semen o fluidos preseminales), o sangre a través de las membranas mucosas de la boca, vagina, parte interna del prepucio o ano (las cuales constituyen una barrera menos eficaz que la piel).

¿Cómo no se transmite?

Tan importante como saber de qué manera se transmite el virus, es tener en claro qué prácticas no lo hacen.

La saliva, las lágrimas, el sudor, el aire y el agua, al igual que los alimentos no son vehículos de transmisión. Tampoco las secreciones nasales, los esputos, el vómito, escupitajos, orina y heces.

El contacto informal tampoco constituye una forma de transmisión del virus: 

• Practicar deportes
• Besar
• Abrazar
• Dar la mano
• Jugar, trabajar o estudiar con alguien que tiene VIH
• Compartir vajilla, duchas o piscinas
• Intercambiar ropa con personas positivas.
• Recibir una transfusión de sangre debidamente controlada
• Hacerse un tatuaje, en la medida que se utilicen agujas descartables.

El VIH no se transmite por vectores, es decir por insectos o animales. En las enfermedades que se trasmiten por la picadura de un mosquito, como el dengue y la malaria, el insecto es parte de la fase de evolución del virus. Esto no sucede en el caso del VIH.

Tampoco es posible transmitirlo utilizando correctamente los diversos métodos de prevención que existen para cualquiera de las vías de transmisión. Gracias al avance de la ciencia, también podemos saber hoy que una persona que vive con VIH y ha logrado llevar gracias a un tratamiento antirretroviral su carga viral a niveles indetectables, no transmite el virus por vía sexual o durante la gestación y en el parto.

Barreras Eficaces contra el VIH

Existen muchas barreras eficaces para prevenir la infección.

• Piel:  Constituye una excelente barrera frente al VIH, a menos que exista un corte o herida abiertos. El contacto con la piel de fluidos infecciosos no supone una vía de infección.
• Membranas mucosas de la boca, garganta y estómago: Estas membranas constituyen buenas barreras frente a la infección por el VIH, siempre que no presenten irritaciones, cortes, úlceras o llagas.
• Saliva: La saliva contiene proteínas y bajo contenido en sal que reducen de forma activa la capacidad de infección del virus. Aunque se detecte el VIH en este medio, es poco probable que haya una cantidad suficiente como para causar infección. El VIH no se transmite por los besos, ni siquiera por medio de los besos profundos. El virus tampoco se transmite por escupir.
• Aire: El VIH no se transmite a través del aire.
• Látex y gomas: Los preservativos evitan la infección por el VIH, así como algunas otras infecciones de transmisión sexual. Muchas prácticas sexuales no suponen un riesgo de transmisión del VIH: la masturbación (de forma solitaria o con una pareja), cualquier tipo de besos o besos profundos, la lluvia dorada y el scat. Cuando se emplea de forma correcta el preservativo, practicar sexo oral, vaginal o anal tampoco supone un riesgo de transmisión.

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