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MI MÉDICO Y YO
Médico y paciente son roles que deben complementarse ya que tienen un objetivo en común: que la persona que vive con VIH pueda tener acceso a la mejor calidad de vida que pudiera tener.
No son roles que necesariamente tengan que ir en contra del otro. Por el contrario, deben trabajar en conjunto, y para eso es sumamente necesario que se desarrolle un buen vínculo entre ellos. Un vínculo basado en el respeto, en la escucha y la empatía, para lo cual tiene que darse cierto registro del otro: de aquel que esté ubicado en el lugar de paciente como alguien que siente y habla, como de aquel que está ubicado en el lugar de profesional como alguien que también quiere lo mejor para el paciente y que por eso hace las recomendaciones que hace.
Así es que se vuelve sumamente importante entender los roles y conocer cómo, dónde y cuándo es capaz de decidir cada uno: así como el médico no debiera de poder elegir por vos, por ejemplo, cuando comenzar un tratamiento, más solo dar una recomendación de cuándo y por qué tal o cual es el momento más indicado; también es importante que como paciente sepas que hay momentos en los que la libertad y los márgenes de decisión se ven limitados: por ejemplo, si te encontrás con una carga de CD4 muy baja y tengas algún síntoma de una enfermedad oportunista, lo más probable sea que debas comenzar un tratamiento antirretroviral.
Es importante establecer una buena relación con el médico y los otros profesionales de salud. Tanto él como el personal administrativo, de farmacia y enfermería también pueden referirte a otros profesionales que vayas a necesitar, incluidos nutricionistas, psicólogos y trabajadores sociales.
Siempre tenés la opción de cambiar de médico. Puedes cambiar también de centro de salud en el que lleves adelante tu atención en VIH, pero si en general has estado satisfecho con tu tratamiento, cambiar de médico u hospital quizás debería considerarse como un último recurso. Plantear una negociación cuidadosa puede ser muy útil en la mayoría de los casos.
Derechos del Paciente
Tanto vos como las personas implicadas en tu cuidado tienen determinados derechos y responsabilidades. A continuación, detallamos una lista de derechos que tenés como paciente y actuaciones útiles que podés realizar.
Como paciente tenés derecho a:
- Que te atiendan en un plazo razonable de tiempo. Si se produce un retraso considerable, deberías recibir una explicación.
- Que te expliquen las diferentes opciones de tratamiento. Esto debería incluir los riesgos y beneficios de cada opción.
- Ser implicado completamente en todas las decisiones referentes a tu tratamiento y cuidado.
Ser tratado con respeto y confidencialidad. - Que tu historial sea guardado de forma segura. Si lo pedís, debería estar disponible para que puedas verlo.
- Elegir si participar o no en estudios clínicos. Esto no afectará a la atención que recibes actualmente o en el futuro.
- Realizar quejas sobre tu tratamiento. Cualquier queja debería ser completamente investigada. De nuevo, esto no deberá afectar a la atención que recibís.
- Recibir una segunda opinión de otro médico calificado.
- Recibir una respuesta por escrito después de haber hecho una queja en tu hospital.
- Cambiar de médico o centro de tratamiento sin que afecte al cuidado que recibís. No tenés que dar ninguna razón para cambiar de médico. Sin embargo, si se ha producido un malentendido, dar un motivo puede en ocasiones ayudar a solucionar el problema.
- Que se envíen los resultados de las pruebas y un resumen de tu historial a tu nuevo médico o centro de tratamiento.
Cosas útiles que podés hacer:
- Encontrar un hospital que te convenga y con el que te sientas a gusto.
- Encontrar un médico con el que te encuentres a gusto. Por ejemplo, si sos mujer y prefieres ser atendida por una médica, solicitalo.
- Hace una lista de cosas que quieres debatir con tu médico. ¡Acordate de llevarla con vos cuando tengas una visita médica!
- Intenta que te atienda el mismo médico en cada visita. Es difícil establecer una buena relación si estás cambiando de médico.
- Si es posible, planificá que tus análisis de sangre rutinarios se hagan 2-3 semanas antes de tus visitas regulares a la clínica, de esto modo los resultados estarán disponibles cuando vayas.
- Trata a todas las personas implicadas en tu cuidado con el mismo respeto con el que te gustaría que te traten a vos.
- Presta atención a los consejos de salud que te dan.
- Si no entendés algo, pedile a tu médico que te lo explique de nuevo o que lo haga con otras palabras.
- Sé sincero con las personas que te atienden. Podés contar qué otras sustancias estás tomando (legales o no) o tratamientos complementarios.
- Sacate las dudas siempre, nunca dejes nada sin preguntar.
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