QEDP – Timothy Brown

Timothy Brown (11/03/1966 – 29/09/2020), mejor conocido como «el Paciente de Berlín», fue un traductor estadounidense considerado como la primera persona en ser curada de VIH.

Timothy Ray Brown fue diagnosticado de VIH en 1995, y posteriormente de leucemia. En 2007 recibió quimioterapia y radiación pero, debido a la agresividad de la enfermedad, tuvo que ser sometido a un transplante de médula ósea que falló, por lo que se tuvo que planificar una segunda intervención. Esta vez, le ofrecieron recibir la médula de un donante que, debido a una mutación genética de nacimiento, no tenía en sus células uno de los receptores por el cual entra el VIH (CCR5).

Así, se logró remitir su leucemia y, además, se eliminaron las células infectadas por el virus. A partir de entonces, Timothy pudo suspender el tratamiento para el VIH sin que volviera a aparecer en su sangre o tejidos.

Conocimos a Tim Brown en la Conferencia de AIDS de 2018. Fue justo cuando estábamos llevando una mini reunión de pares con otres pibes de latinoamérica en Salón Positivo (un lugar divino donde podés comer hasta el hartazgo y hasta te hacen masajes – pensado originalmente para ofrecer cuidados paliativos a personas con un estado de infección muy avanzado).

Qué emblemático, porque mientras nosotres estábamos intentando recuperar un poco lo humano entre tanta vorágine de actividades, lo vimos llegar y no lo creímos. El cuchicheo fue instantáneo: «¿será? ¿no séra? Saquémonos una foto. ¡Andá vos, ni en pedo!».

Hasta que finalmente L’Orangelis se animó y se acercó. Hablaron unos segundos y nos llamó con la mano para que nos sumáramos. Corrimos a su lado y procedimos a sacarnos la foto (rápido, en caso de que a mitad de camino cambiara de opinión). Como si fuese una superestrella, que para nos lo era.

Antes de que nos dispersáramos se quiso levantar (para esto, necesitó la ayuda de dos personas que lo acompañaban). Nos impactó enormemente su fragilidad, ya que cuando imaginas a una persona curada de VIH la imaginás poderosa. Nos agradeció muy humildemente y nos preguntó cómo estábamos. Moviéndose como podía nos dio la mano a cada une y nos preguntó de dónde éramos. Le contamos de nuestras redes y lo que hacíamos y se maravilló. Tras unos minutos más de «charla de ascensor», se terminó yendo (estaban termiando tanto el día y la Conferencia), no sin antes volver a agradecernos y saludarnos.

A nosotres nos llevó un poco más de tiempo. Durante toda la semana habíamos planteado en nuestra cabina de la Red un mural sobre la cura del VIH, en el que personas de decenas de países dejaron mensajes sobre lo que esta significaba para elles. ¿Y en qué mejor lugar que en una reunión de pares? ¿Y qué mejor forma de cerrarla que con él? Fue un momento cuasi angelical, porque él medio que lo era. La encarnación de alguien a quien el VIH lo había abandonado. Era real y había estado delante nuestro.

Siempre voy a recordar su calidez y lo bienvenido que me hizo sentir. También voy a recordar su fragilidad, como la que todes llevamos dentro y que en su caso solo estaba más expuesta. Que tras su leucemia y su transplante de médula ósea existe tal cosa como «un precio demasiado alto» a pagar por la cura, sin importar cuanto la necesitemos. Es y será siempre una persona super admirable, por cómo eligió compartir su historia y cómo se prestó a la ciencia y ayudar a entender qué pasó con él y cómo compartir su don con el mundo.

Nuestro inmortal momento con Timothy Brown, “el Paciente de Berlín”, el primer caso documentado de una persona curada de VIH.
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