Nosotrxs somos los que un día recibimos la noticia tan temida transformada en diagnóstico positivo de VIH. Algunxs no conocieron ese momento ni esa sensación porque directamente nacieron con el virus y crecieron entre ARV’s. Nuestras vidas cambiaron a partir de ese día.
Nosotrxs vivimos y convivimos con el virus y muchxs sobrevivimos a él diariamente en plena lucha. Nosotrxs tomamos la medicación y nuestros cuerpos son los que sufren los efectos secundarios de esos productos de laboratorios diseñados, creados y fabricados por personas que no saben lo que significa tener VIH porque, sencillamente, no tienen VIH. ¿No es eso acaso suficiente?
Nosotrxs nos encontramos, nos agrupamos, nos contenemos; nos acompañamos, nos apoyamos y nos incentivamos a seguir viviendo y sobreviviendo. Imaginamos y fundamos redes, colectivos e instituciones y queremos y merecemos ser escuchados porque somos nosotrxs quienes caminamos por el territorio del VIH, lo conocemos mejor que nadie porque lo tenemos en nuestra sangre; nosotrxs buscamos a cientos y miles de jóvenes para contarles que no están solxs mientras en oficinas y a puertas cerradas, deciden por, para y sobre nosotrxs, pero sin nosotrxs.
¿Cuál es el miedo? ¿A qué le temen? ¿Por qué tanta falta de transparencia en los procesos de participación en los espacios de alto nivel de las Naciones Unidas?
Somos más de 4000 jóvenes y adolescentes solo de Latinoamérica reunidxs en diferentes organizaciones. Tenemos voz, tenemos qué decir y exigimos el derecho a ser escuchadxs.